Emprendedora. Su capacidad fue reconocida a nivel internacional. Foto: UNO/Nicolás Bordón.Así lo afirmó Pabla Anabela Torres, ingeniera química reconocida por la Organización de las Naciones Unidas

Por Mariana Gil
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Por su humildad, para ella es difícil reconocer sus cualidades que sí descubrieron desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de Empretec (Programa Internacional de Formación de Capacidades Emprendedoras) para distinguirla por su emprendimiento verde de un bioplaguicida orgánico para atacar la polilla de la vid. Es graduada de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Regional Mendoza, y de la mano de Stella Maris Da Silva, profesora adjunta de Biotecnología de esa casa de estudios, obtuvo el reconocimiento con el emprendimiento denominado Biopro, iniciativa de base tecnológica cuyo objetivo inicial es promover el uso de plaguicidas biodegradables, que no dejen residuos persistentes en el ambiente ni en los cultivos.
Esta pampeana, reconocida como Mujer Empresaria 2014, es sin dudas líder, independiente, tenaz y se destaca por su gran potencial. Haber estado lejos de sus lazos afectivos más cercanos no fue un impedimento para alcanzar sus logros y hacer camino en tierra mendocina.

–¿Por qué se presentó al concurso?
–En el 2012, en el marco del premio en el IB 50K en el Balseiro y un reconocimiento del INTA por mejor proyecto biotecnológico, tuve la posibilidad de conocer al responsable de la Fundación de Empretec, que a través de Naciones Unidas brindan material y apoyo para dar cursos sobre el comportamiento emprendedor. El año pasado me enviaron un formulario para presentarme en la convocatoria de Mujer Empresaria 2014 que se otorga las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNC TAD. Y en marzo de este año me avisaron en forma confidencial que había sido seleccionada.

–¿Cuál fue el aporte novedoso? 
–La alternativa de utilizar hongos que atacan cierto tipo de insectos para hacer un plaguicida orgánico. La idea se analizó desde el punto de vista del negocio para corroborar si era factible en los mercados que lo demandan, que son los productores agrícolas de la vid y competidores de los laboratorios multinacionales.

–¿Cómo llega este reconocimiento en su carrera?
–Con este emprendimiento llegamos con Stella Maris Da Silva, doctora en Biotecnología, con quien decidimos transformar una isla de producción en un emprendimiento con un plan de negocios. 
–¿Tuvo apoyo institucional?
–Sí, de la Fundación de la UNCuyo, que cedió, en forma provisoria las instalaciones del Parque Biotecnológico que está en el predio de la Facultad de Ciencias Agrarias. Allí está instalado el equipamiento que se consiguió con financiamiento de un inversor privado.

–¿En qué estado se encuentra el proyecto?
–La producción se encuentra en escala piloto y apuntamos tener suficiente cantidad de esporas de hongos para probar la efectividad de la formulación.

–¿Su propuesta es distinta para el mercado?
– El plaguicida es a base de hongos y una sustancia orgánica, es biodegradable y permite proteger la espora del hongo en el viñedo bajo las inclemencias del clima, no deja residuos ni en el ambiente ni en el cultivo, y cuando se comercializa el producto cumple con los límites máximos de residuos como producto orgánico.

–¿Cuáles son sus cualidades personales que favorecieron el premio?
–No sé si las tengo, pero alguna que otra debo de tener por ahí escondida. En el taller de comportamiento emprendedor resaltan diez características básicas que debe tener un emprendedor: como potencial para poder planificar todo un cronograma, contar con planes B y C frente a las contingencias o problemas que puedan surgir y descubrir herramientas que permitan trabajar mejor. También tener capacidad de liderazgo, de motivar al equipo de trabajo, de gestión y lograr inversiones.

–¿Cuál es su meta?
–La primera, a corto plazo, es lograr la aprobación del producto en campo y obtener las certificaciones para sacarlo a la venta. Ya a largo plazo la idea es ser una empresa proveedora de distintas alternativas orgánicas o biológicas.

–¿Cómo recibiste la noticia del premio de la ONU?
–Me avisaron en forma confidencial durante los primeros días de marzo pero la noticia se hizo oficial el 28 de abril y comenzaron a llegar las felicitaciones.

–¿Ser mujer fue una traba en esta disciplina?
–En la mayoría de las ingenierías es como una traba ser mujer, pero en la rama de la Química está repartido el asunto porque permite mayor entrada al mundo laboral a las mujeres. Para una empresa, a igualdad de conocimientos entre una mujer y un hombre, es más fácil contratar a alguien de sexo masculino por los beneficios que tiene sobre una empleada mujer, como por ejemplo, cuando tiene hijos, entre otros. El trabajo duro de campo es para los hombres en la rama de las ingenierías.

–¿A qué apunta?
–Mi idea fue lograr a los 35 años estar trabajando para mí; siempre quise trabajar en forma independiente. Mi intención es fortalecer el proyecto y apunto a ser yo mi propia líder.

–¿Qué obstáculos enfrentás en tu investigación?
–He tenido obstáculos fuertes en la parte burocrática de las entidades pero como soy persistente si tengo que estar todo un día para esperar un papelito lo hago. Perseverar es una cualidad propia de las mujeres para conseguir lo que queremos y eso cuenta a favor.

–¿Hay apoyo para la investigación en Mendoza?
–La investigación en Argentina está mal retribuida y no se le da suficiente importancia, a excepción de ciertas instituciones como el Conicet. Esta institución brinda ciertas condiciones y becas para doctorado. Pero en el seno de la universidad, la investigación para los alumnos debería ser importante y es bastante incipiente.

–¿Cómo sostuviste económicamente este proyecto ?
–El plan de negocios y las investigaciones arrancaron por cuenta propia y eso es dificilísimo. Pero luego, con el dinero de premios en distintos concursos, conseguíamos equipos. Luego obtuvimos una línea de financiamiento por $4,2 millones para financiar el proyecto por tres años. Todo es lento y a pulmón.

–¿Hay interesados en comprar la idea?
–Sí, hay interesados en productos orgánicos para atacar la polilla de la vid porque se están aplicando técnicas de feromonas que son muy costosas y la mayoría de los pequeños y medianos productores no lo pueden costear. Por otro lado, los químicos que se están aplicando actualmente no son efectivos y dejan residuos persistentes en la uva.

Trayectoria

Pabla Anabela Torres (32) nació en La Pampa y está radicada en Mendoza desde los 18 años, cuando llegó a estudiar Ingeniería Civil en la UNCuyo. Luego continuó con la carrera de Ingeniería Química en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), donde se graduó y fue becaria. Además del reconocimiento especial de las Naciones Unidas, este último se suma a otros que componen su trayectoria: IB50k, del Instituto Balseiro; INNOVAR, de Mendoza Innova, y BID Challenge (Holanda).
También se desempeña media jornada en la empresa Alga Tec SA, que se dedica al desarrollo de microalgas para generación de producción de biocombustibles.

El premio

Pabla Torres recibirá el 15 de octubre el premio Empretec a la Mujer Empresaria, dentro del marco del Foro de Inversión Mundial de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en Ginebra, Suiza.
Enfoque. Este año, el lema fue en “Invertir en el desarrollo sostenible”, y Pabla Torres obtuvo un reconocimiento especial por su desempeño al frente de Biopro, que se dedica al desarrollo de plaguicidas biológicos que contribuyen a la preservación del ambiente y la salud humana. 
Origen. El premio nació en el 2008 y se entrega cada dos años. La misión es proporcionar oportunidades para ampliar el potencial empresarial de mujeres y aumentar su confianza.